Foto de Simon Payne © División Antártica Australiana
Ordenación de la pesquería de kril basada en el ecosistema
Podríamos escribir una obra completa acerca del kril. De hecho, muchos ya lo han hecho.
En el océano Austral, habitan diversas especies de kril, pero hay una, el kril antártico (Euphausia superba), que es la dominante y se estima que su biomasa representa alrededor de 380 Mt1. Cada año, más de la mitad de esta biomasa alimenta a ballenas, focas, lobos marinos, pingüinos, calamares y peces, mientras que el reemplazo de la población del kril se alcanza mediante su reproducción y crecimiento posterior. El kril tiene una expectativa de vida de hasta 11 años en acuarios, pero en su medio natural probablemente viva de 5 a 6 años y alcance la etapa de desove al cumplir los 2 o 3 años.
El kril es un componente esencial en la cadena alimentaria, ya que se alimentan de fitoplancton y, en menor medida, de zooplancton, poniendo así esos nutrientes a disposición de otros animales cuya dieta consiste principalmente de kril. Por este motivo, el kril se considera una especie crítica para el ecosistema del océano Austral.
En el artículo N.o 1 de esta serie, se explicó que las preocupaciones por el crecimiento de la pesquería de kril, reconocida como una especie clave para el ecosistema antártico, condujeron a las Partes Consultivas del Tratado Antártico a iniciar las negociaciones que dieron lugar a la firma del acuerdo sobre la Convención de la CRVMA en 1980. También se explicó que, por aquella época, SCAR desempeñó un papel fundamental al aportar asesoramiento científico en apoyo de la labor inicial de la CCRVMA. Sin embargo, los estudios de investigación científica sobre el ecosistema antártico y el kril habían comenzado mucho antes, ya incluso en el marco de las investigaciones del Discovery, un programa de investigación financiado por el Reino Unido en la primera mitad del siglo XX. La inmensa cantidad de publicaciones que surgen de esta labor se presentan en informes sobre la biología y la ecología del kril, en particular, el informe de James Marr de 1962 sobre La historia natural y la geografía del kril antártico.
La Unión Soviética también realizó estudios tempranos de las pesquerías de kril en la década de los sesenta. Posteriormente, en 1980/81 (FIBEX), 2000 y 2019, se llevaron a cabo prospecciones de gran envergadura para determinar la biomasa del kril en el sector atlántico, donde terminó por concentrarse la pesquería. Todas ellas contaron con la participación de varios barcos de los Miembros de la CCRVMA. Las compañías pesqueras de kril y la Asociación de Compañías de Explotación Responsable de Kril (ARK) también contribuyeron dedicando tiempo de servicio de sus buques a la prospección de 2019. Australia y Japón también realizaron prospecciones para la determinación de la biomasa del kril en el sector del océano Índico.
A pesar de que en 1980 ya se disponía de conocimientos abundantes acerca del kril y de las estimaciones de la biomasa total obtenidas gracias al FIBEX, la CCRVMA tardó varios años en establecer un enfoque de ordenación del kril basado en el ecosistema. Este enfoque se desarrolló en 1991 y consistió en tomar los datos de las estimaciones de la biomasa del kril obtenidas por el FIBEX en el sector atlántico (Área 48) y realizar varios miles de simulaciones por computadora que reflejaran la variabilidad natural de las poblaciones de kril, con el propósito de ver qué ocurriría en el futuro. Seguidamente, a partir de los resultados de estas simulaciones, se calculó un nivel de captura sostenible para el kril que garantizara la preservación de sus poblaciones y de su función como fuente de alimentos de los depredadores que dependen de él. A tal efecto, se determinó que no se permitiría que las poblaciones de kril se redujeran más de un 25 % por debajo de los niveles previos al inicio de la pesquería. Así, se adoptó un enfoque precautorio que toma en consideración la variabilidad natural y se centra principalmente en minimizar el impacto en el ecosistema, en lugar de maximizar el tamaño de la pesquería.
Este enfoque, que se ve reflejado en un conjunto de “criterios de decisión”, se ha convertido en la manera en que la CCRVMA implementa de hecho sus principios precautorio y de ordenación basada en el ecosistema, que son sus principios rectores, dispuestos en el Artículo II de la Convención (artículo N.o 1).
En 1991, los datos de prospecciones disponibles sugerían que el límite de captura admisible en el sector atlántico debía ser de 1,5 millones de toneladas. En 1991, se introdujo el nivel “crítico de captura” como un nivel de precaución adicional, fijado en 620 000 toneladas, y se estipuló que, si la captura superara este nivel, se deberían establecer límites a las pesquerías determinados por áreas de menor extensión.
A pesar de que los datos adquiridos durante los últimos 30 años han permitido implementar cambios en el límite de captura en forma periódica, el nivel crítico de la captura ha permanecido constante. La estimación más reciente de la biomasa de kril en el sector atlántico, obtenida a partir de un estudio de prospección realizado en 2019, es de 62 millones de toneladas, mientras que el límite de captura para el sector atlántico es de 5,61 millones de toneladas. No obstante, el nivel crítico de la captura de 620 000 toneladas continúa siendo el límite de captura efectivo en la actualidad, mientras que se han establecido limites por áreas de ordenación más pequeñas para evitar la concentración de la pesquería en un área donde podría traer repercusiones para los depredadores locales.
A través del Programa de Seguimiento del Ecosistema (CEMP) de la CCRVMA, la organización ha podido continuar monitoreando los efectos sobre los depredadores del kril y la efectividad de sus medidas de ordenación para este recurso (artículo N.o 2). El Comité Científico desarrolla continuamente su enfoque de ordenación de la pesquería de kril basado en el ecosistema, valiéndose de modelos más sofisticados de las poblaciones del kril y de los depredadores, así como de los datos recabados por barcos de pesca, barcos de investigación científica y programas de estudio de los depredadores, tales como el CEMP. Todos los barcos de pesca de kril llevan observadores científicos a bordo, quienes toman muestras biológicas de la captura y llevan un registro de la captura incidental y de las interacciones con aves y mamíferos marinos (artículo N.o 9).
El kril constituye una fuente de aceite que se utiliza como complemento dietario y también se congela o enlata para su consumo directo. Además, se utiliza como pienso en piscicultura. En los últimos 40 años, la pesquería de kril ha atravesado muchos cambios. En la década de los ochenta, los principales barcos que dirigían su pesca al kril eran de pabellón de la Unión Soviética, Japón, Chile, Polonia y Corea. A inicios de los noventa, la captura se redujo a un cuarto de los niveles de los ochenta y permaneció en esa magnitud hasta 2010, cuando comenzó a crecer nuevamente. Fue entonces que nuevas naciones ingresaron en la pesquería por primera vez, y en los últimos años, han participado barcos de pabellón de Chile, China, Corea, Noruega y Ucrania. Desde entonces, se han continuado desarrollado nuevos métodos de pesca, productos y mercados.
El éxito de la CCRVMA se ha basado en años de investigaciones coordinadas que han contado con la participación de múltiples Miembros y en la implementación de criterios de gestión precautorios que tienen como prioridad la protección del ecosistema. La captura de kril siempre ha permanecido dentro de los límites sostenibles y en niveles inferiores al 1 % del volumen de la población de kril. La gestión del kril de la CCRVMA ha permanecido fiel al objetivo de la Convención: una conservación del ecosistema antártico que también permita el desarrollo de la actividad pesquera.
Para obtener más información acerca de la ordenación de la pesquería de kril de la CCRVMA, puede consultar el Informe de la pesquería de kril. Si desea consultar los datos de captura, v. el Boletín Estadístico de la CCRVMA.