Imagen: Anthony Miller, Australia
El Sistema de Observación Científica Internacional, una fuente de datos de gran valor para el manejo de las pesquerías
Antes de que la Convención de la CRVMA entrara en vigor, en 1982, ya había observadores científicos en algunos barcos de pesca en el área de ordenación de la CCRVMA. Esta presencia se debía a que muchas naciones destinaban a observadores científicos a participar en proyectos científicos específicos. Por ejemplo, observadores en barcos de pesca polacos aportaron algunos de los primeros índices de la biomasa de poblaciones de draco rayado (Champsocephalus gunnari). De hecho, muchas de las investigaciones marinas presentadas en la primera época de la CCRVMA utilizaban datos recabados por los observadores científicos y otros recopilados por programas independientes de investigación científica.
La CCRVMA reconoció rápidamente que continuar con el recabado de datos científicos independientes de gran calidad en los barcos de pesca es esencial para monitorear tanto las actividades relacionadas con la pesca como los efectos sobre la captura secundaria. Así, a finales de la década del ochenta, desarrolló un programa que permite destinar observadores científicos internacionales a barcos de pesca: el Sistema de Observación Científica Internacional de la CCRVMA (SOCI). El SOCI estipula que la nacionalidad del observador científico asignado a un barco no sea nunca del Estado del pabellón de ese barco. Esto se consideró un elemento esencial para asegurar la eficacia del sistema, dado que permite a los observadores operar independientemente del barco en el que están destinados.
La Comisión adoptó el SOCI en 1992, sistema que ha sido modificado varias veces desde entonces, y que es el segundo más antiguo de los programas de observación científica internacional del mundo, después del programa del Organismo de Pesca del Foro para el Pacífico Sur, que se inició en 1986. Este Sistema es una de las principales fuentes de información científica que utiliza el Comité Científico de la CCRVMA y es esencial para poder evaluar el impacto de la pesca en el ecosistema y el estado tanto de las poblaciones de especies objetivo como de las poblaciones de especies dependientes y afines. El sistema juega un papel fundamental en el desarrollo de estrategias para reducir el impacto de la pesca en determinadas especies, a través de la recolección de datos sobre la eficacia de las medidas de mitigación de la mortalidad de aves y mamíferos marinos.
Inicialmente, el Sistema dio prioridad a la asignación de observadores a las pesquerías de draco rayado y austromerluza negra (Dissostichus eleginoides) y en las de centollas (Paralomis spp.) con nasas, la cual operó brevemente en la década del noventa. En 1995, se generalizó a todas las pesquerías de peces la obligación de llevar un observador científico a bordo de cada barco. En algunas pesquerías exploratorias de austromerluza es obligatorio llevar a bordo dos observadores científicos, uno de los cuales debe ser internacional y el otro puede ser del Estado del pabellón del barco.
En la década del noventa, ocasionalmente se desginaba a observadores científicos a barcos de pesca de kril, pero a medida que la pesquería de kril de la CCRVMA se fue ampliando, la cobertura de la observación científica obligatoria en esta pesquería ha ido también aumentando progresivamente. En 2020, la CCRVMA estableció la exigencia de una cobertura de observación del 100 % en todos los barcos de pesca que operan en el Área de la Convención.
Un día en la vida de un observador del SOCI de la CCRVMA es una retahíla de tareas que no dan tregua. Los observadores trabajan generalmente turnos de 12 horas, y en ese tiempo deben realizar labores de muestreo y una serie de mediciones morfométricas de las especies objetivo y de la captura secundaria, observar las operaciones de izado de los artes de pesca y, en los barcos palangreros, dar cuenta de todo indicio de depredación por mamíferos marinos, como orcas y cachalotes. La depredación se da cuando las ballenas se alimentan de peces capturados en los palangres antes de que sean subidos a bordo, fenómeno que altera el cálculo del número total de peces capturados por los artes.
Los observadores deben, también, dar cuenta de los peces o el kril que el barco pierda o descarte al mar, realizar observaciones de aves marinas para cuantificar las interacciones que pueda haber con los artes de pesca, ayudar en las tareas de marcado de austromerluzas o de otros peces y monitorear la eficacia de las medidas de mitigación que tienen por fin reducir las interacciones de aves y mamíferos marinos con los barcos de pesca.
Todo esto se hace siguiendo los procedimientos estandarizados acordados por la CCRVMA en el Manual del observador, que aseguran la estandarización de todas las mediciones y observaciones de todos los programas de observación. Bajo el SOCI, los observadores científicos tienen la condición de oficiales del barco, lo que les asegura un grado adicional de comodidades y de acceso a instalaciones para desarrollar su labor científica. Muchos observadores científicos han contribuido a la realización de experimentos científicos en el mar, por ejemplo, trabajando para determinar la mejor manera de marcar un pez o de minimizar la probabilidad de que un ave quede atrapada en los palangres, tareas añadidas a las de su deber estricto como observadores.
Es un trabajo físicamente muy exigente. Transportar una austromerluza, que puede llegar a pesar 100 kg, desde la plataforma de virado expuesta, posiblemente a temperaturas bajo cero, en una cubierta resbaladiza por la presencia de olas de cinco metros, y hacerlo asegurando la buena condición del animal, no es un trabajo para los que se arredran fácilmente. Además, debido a la ubicación de las pesquerías de la CCRVMA, los períodos de misión de los observadores en un barco son largos. La duración mínima típica de la misión de un observador es de dos meses, dado el período de tránsito obligado para alcanzar muchas de las pesquerías de la CCRVMA. Sin embargo, algunas misiones en pesquerías de kril de la CCRVMA han llegado a durar nueve meses, debido a que los barcos de pesca de kril, al contrario de los de pesca de peces, hacen transbordos de la captura y de combustible en el mar, lo que alarga enormemente la duración de sus mareas. El trabajo, sin embargo, tiene sus días de recompensa, cuando el mar y el cielo están serenos o cuando se captura alguna pieza excepcional, por ejemplo, un calamar colosal (Mesonychoteuthis hamiltoni).